Cuando pienso en mi niñez,
siempre recuerdo el Colegio,
fuimos niños moldeables,
salimos hombres de acero.
Recuerdo las camarillas
y sus pasillos eternos,
le llamamos la "Siberia",
con el frío del invierno.
A misa por la mañana
y después al comedor.
Pronto empezaban las clases,
la disciplina, el rigor.
Llegaba el domingo ansiado,
por la tarde los paseos,
loa amores, las miradas,
los primeros escarceos.
Ex-alumnos que reniegan,
su pasado en el Colegio,
son como negros garbanzos,
son como lunares negros.
Terminamos la carrera,
y salimos del Colegio,
un mundo nos esperaba,
nos enfrentamos sin miedo.
Ya lejos de mi niñez,
aún conservo recuerdos,
y ya cerca del final,
sigo llevándoles dentro.
A.R.M.
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