En la torre de la iglesia,
suenan roncas las campanas,
ha muerto la Petenera
que Federico cantaba.
La amortajan cien mujeres,
la visten de ropas blancas,
de luto todos los hombres
y de blanco la mortaja.
Cien querubines del cielo
a la gitana acompañan,
por ese camino oscuro
y la llevan en volandas.
A.R.M.
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