Aquel octubre recuerdo,
cuando triste y sollozando,
asustado y aturdido,
quedé en el internado.
Al principio, sufrí mucho,
tanto que sequé mi llanto,
al verme en aquel colegio,
solo y desamparado.
Madre querida, recuerdo,
recuerdo que fue tu manto,
tu imagen me protegió,
en este camino largo.
He recorrido el camino,
vuelvo al colegio de antaño,
vengo a rezarte de nuevo,
¡Tú que escuchaste mi llanto!
A.R.M.
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