El salón en la penumbra,
el viejo sillón de cuero,
un rayo de sol alumbra
un gélido día de enero.
Mi espíritu se revuelve
ante tanta tiranía,
y mi razón no resuelve
mi triste melancolía.
Entre sombras que no entiendo,
que flotan , que se deslizan,
en el oscuro silencio
por el que pasa mi vida.
Los ojos cierro, no se van,
ante mi vista regresan
y mis fuerzas ya no aguantan,
a esas sombras que no cesan.
Ayer salía victorioso,
hoy perdí la contienda,
del pasado esplendoroso
¡tristeza sólo me queda!
Bebí el amargo trago
y su veneno en mis venas,
inyecto y bebo sin tino
lo que destruye mis penas.
No permitas que la vida,
te destruya, que te venza,
al destino no le pidas
y véncelo con fiereza.
A.R.M.
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