Anoche soñé un gigante en mi huerto,
ramas sus brazos,las hojas el pelo.
Cuerpo robusto, los pies en el suelo,
y un sólo ojo en su frente de tuerto.
Desperté con fiebre y no estaba enfermo.
Llegué a la ventana y miré al huerto.
No vi ni rastro de aquel Polifemo,
sólo mi jardín y el pequeño huerto.
Onírico viaje me ofreció el sueño,
de una leyenda del pasado tiempo,
historias, cuentos de viejos ensueños.
De nuevo el jardín recobra el silencio,
y aquel arbolillo del viejo huerto,
recibió el amor, de todos aprecio.
A.R.M.
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