Como buen aficionado a los toros, siempre tuve curiosidad por este célebre personaje íntimamente
relacionado con el mundo taurino. Sin embargo, si ponemos a cavilar nuestras sesudas cabezas, veremos que don Tancredo no sólo pertenece al mundo de la tauromaquia sino que podemos extrapolarlo a otros mundos como en esta pequeña reflexión veremos.
En la política y especialmente en la nacional, existe algún que otro don Tancredo que apelando al "far niente" o al "laissez faire", dejan pasar al toro (en vez de cogerlo por los cuernos y resolver el problema) esperando que este se olvide de ellos y por tanto asunto resuelto.
Dar largas al problema sobre todo en política esperando que el tiempo lo resuelva, no siempre es positivo y más aún si se trata de asuntos de Estado. El toro te puede coger y dar al traste con tu inmovilismo. Y lo que es peor; lo que a su tiempo se pudo solucionar, ahora quizá sea de difícil solución.
Aplicando la Doctrina Inmovilista, no es fácil resolver un peliagudo problema cuando tienes que cortar cabezas y más aún si en esas cercenadas cabezas, está la tuya.
Aviso a navegantes: la figura de don Tancredo resulta inquietante y altamente peligrosa en los tiempos que corremos y..... Podemos.
A buen entendedor.
A.R.M.
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