Yo he soñado cuando niño,
con brujas de caras malas,
con dientes largos salientes
y de pieles arrugadas.
Que volaban en escobas
vestidas con una capa,
de narices puntiagudas
y verrugas en la cara.
Que recorrían la noche
y a los niños asustaban.
Andaban por los tejados
riéndose a carcajadas.
Existían los gigantes
que a los niños se tragaban,
y el lobo astuto, terrible
tras de la puerta acechaba.
Viví mi etapa de niño,
aquella etapa dorada.
Cierto creía en brujas
y que todas eran malas.
Cómo ha cambiado este mundo,
en él ya no hay brujas malas,
pero existe la pobreza
de los niños en su casa.
A.R.M.
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