lunes, 12 de mayo de 2014

Canto a Úbeda

   SAFA, lejana en el tiempo.
Úbeda, cercana y sola.
De montañas rodeada,
encasillada en tus lomas.
   Olivos cual centinelas,
vestidos de verdes hojas,
guardan tesoros, encantos,
guardan tus viejas casonas.
   En sus fachadas, escudos,
en sus escudos, historia,
en sus calles un misterio
y negras las rejas, moras.
   La Sierra que te contempla,
ya no quiere que estés sola
y hace contigo el camino
como si fuera tu sombra.
   Tiempos atrás yo he vivido
y crecido en esa sombra,
en esa ciudad de ensueño,
que ya nunca estará sola.
   Un canto, una alabanza,
deja mi garganta rota,
cuando veo tus encajes,
vestida de Gran Señora.

                                                                            A.R.M.

A todos aquellos que recibieron y mantuvieron la huella de la SAFA.

   Día 9 de mayo 2014. De nuevo estamos aquí para celebrar juntos el Día del Antiguo Alumno que por
acuerdo general instauramos el pasado año y que siempre conmemoraremos el segundo sábado de mayo.
Y no sé si por sorteo, pero otra vez me tocó a mí rendir el debido homenaje a nuestro Colegio y todo lo que
representa. Y aquí me tenéis como un " Quijote descafeinado " en el que los molinos son mis años y sus aspas mis achaques. Seré breve y conciso. No os cansaré más de lo debido.
   No me hace mucha gracia eso de " Antiguos Alumnos ". La razón es bien sencilla. Antiguo, es sinónimo de
viejo, desusado y hasta en cierto modo, ajado,estropeado etc. Es cierto que algunos estáis cargados de años pero lo disimuláis muy bien. Yo prefiero referirme a nosotros como una avanzada, que hornada tras
hornada ha ido dando testimonio de una realidad. De una verdad que hizo florecer en el yermo terreno de la
Andalucía de la época, la nueva savia que inundaría como un torrente las tierras andaluzas y en general el
terreno que enmarca el suelo patrio.
   Unos se quedaron cerca del lugar que los vio nacer. Otros se aventuraron fuera de nuestras fronteras, en
busca de campos abiertos, de otra sociedad, de otras ideas, sin temor a lo desconocido. Sin miedo a esa
sociedad, a ese mundo del trabajo que nos esperaba fuera de los muros protectores del Colegio. Teníamos
una fe inquebrantable en la Providencia. En ese Dios al que estábamos muy unidos, mediante plegarias, misas, rogatorias y demás. Pero el Dios justiciero y en cierto modo vengativo que en los E- Espirituales nos
aterrorizaba en las meditaciones sobre el Infierno, no fue tal. Fue el Padre Protector que nos guió y acompañó una vez fuera del Colegio ante cualquier tipo de tormenta o huracán.
   ¿ Fue la SAFA una institución anacrónica, un error, o fue más bien una avanzada en su tiempo ?
   ¿ Fue la SAFA justa o injusta en sus normas y formas educativas ?
   ¿ Fuimos los alumnos de la SAFA, en cierto modo elegidos del sistema, con un CI superior a la media ?
   Es difícil responder a estas preguntas. Lo cierto es que la enseñanza y en conjunto el sistema educativo se
puede comparar a la recibida por ciertas élites. Pero no olvidemos que la enseñanza fue competitiva. De
competición entre alumnos. Una oposición que año tras año teníamos que superar. Y como en la selección
natural, sólo sobreviven los mejores. El suspenso, suponía la salida del Colegio. Tanto la enseñanza como la
educación, marcaban unos límites que no se podían sobrepasar. Pero esta forma de competición no fue
nociva; antes bien despertaba en el alumno el sentido del deber, el hábito al estudio y a la disciplina.
   Mis años como Profesor y Sociólogo, tanto en el S. Educativo Francés como en el S. Educativo Alemán
o el Español, me reafirman en el hecho de que las normas de toda enseñanza, se basan en el Principio de
Autoridad, tanto del enseñante como del Sistema Educativo. Estos fueron los pilares sobre los que la SAFA
se apoyó
   Recuerdo con enorme cariño y respeto a todos los profesores que nos inculcaron los conocimientos, el
saber ser y el saber estar de los que la SAFA siempre se sintió orgullosa.
   Infinidad de veces, en mi ajetreada y viajera vida fuera de España, cuando te encuentras solo y el silencio
te habla, cierro los ojos y por mi mente desfilan como si fuera ayer, todas las tropelías, travesuras y jugarretas que Ramírez Mena y demás compañeros de curso cometíamos, para en cierto modo sentirnos
libres de la férrea disciplina a la que estábamos sometidos. Estas trastadas, eran como medallas; títulos
conseguidos contra los inspectores y profesores que nos daban cierta prestancia ante el resto del Colegio.
Luego se reflejaban en la nota de conducta y en la mirada por encima de las gafas del P. Sánchez al
leernos las notas.
   Han pasado muchos años, y el tiempo, contador empedernido de nuestra vida, hace que poco a poco
nos vayamos encaminando al final del recorrido. Sin embargo pienso que no es malo morir; ni siquiera es
bueno. Es algo natural, tanto como la propia vida. El problema es el mismo de siempre. Si es tan sólo el
cuerpo o también con él, lo que es la conciencia, el espíritu o alma desaparece. Más aún, diría que ese
hecho entre el ser o el no ser, lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos, esté personificado porque
todos sentimos que algo distinto a lo que vemos, y que dentro muy dentro,intuimos que hay algo
trascendental en nosotros, dentro de esta terrible dicotomía.