lunes, 30 de marzo de 2015

¡Elecciones!

   Después de leer todo tipo de periódicos y de ver diferentes tertulias de distintas ideologías resulta que para algunos de ellos no hay vencedores ni vencidos, ni fracasos ni victorias en las muy analizadas desde todos los puntos de vista Elecciones Andaluzas. Sigue vivo el bipartidismo, pero está seriamente tocado.
   Algún rotativo que otro, ofrecía una versión de risa. Resulta que los andaluces, la "Raza Andaluza", nos comparan con los nacionalistas vascos y los nacionalistas catalanes ya que en las Elecciones no han hecho otra cosa que defender su nacionalismo sacando las tripas en el envite. Incluso lo acusan de amiguismo, clientelismo y un montón de cosas más terminadas en "ismo". Como es natural lo acusan de una alienación enmascarada cuyo nexo de unión sería el PER (Plan de Empleo Rural) o lo que es lo mismo PEA (Plan de Estómagos Agradecidos).
   La realidad desde mi humilde punto de vista es otra. "No hay más ciego que aquél que no quiere ver", y precisamente es eso lo que han hecho tres partidos que concurrían en las Elecciones. Negar la evidencia de lo que es un secreto a voces. No reconocer los errores cometidos. No entonar el "mea culpa" y no reconocer que los consejos de mediocridades, condenan a corto y a medio plazo a la mediocridad por mucho que sus dirigentes lo nieguen.
  " Los números, al ser intrínsecos a las matemáticas no engañan: sólo engañan los que los manejan".
   Mucho se jugaban los partidos políticos en las Elecciones Andaluzas. Tres de ellos supieron estar a la altura del evento mediante un buen conocimiento de causa y del medio. Si el fin de los partidos políticos es el "por y para el poder", es hora de que aprendan que al poder se llega "con el pueblo y para el pueblo", y nunca separándose de él.
   En las próximas Generales que serán de vital importancia para el País, veremos si los partidos políticos han aprendido la lección de las Elecciones Andaluzas o si siguen en sus cuarteles de invierno esperando que les caiga el "maná" del cielo y la llegada de un guía que los conduzca a la "tierra prometida". O que tengan pasó a mejor vida al no tener nada que ofrecer.
   Puede que el nacionalismo andaluz no sea tal; sino que "el pueblo tenga memoria". La bota y la espuela y los contratos en las plazas de los pueblos por un mísero jornal, aún están recientes y el pueblo elija a uno creyendo, íntimamente convencido de que el otro, ¡es mucho peor!.

                                                                                                                    A.R.M.

viernes, 20 de marzo de 2015

Amores.

   La abrumadora luz de la alegría
al verte a mi lado al despertar,
el Sol que alumbra al nuevo día,
cuando te oigo felizmente hablar.
   Cuando te mueves, dulce perfume
me trae el viento y la brisa del mar,
dulces aromas, amargos amores,
locas vivencias de mi caminar.
   Ya no recuerdas el amor vivido,
ya no te acuerdas que me hiciste mal,
veo tu imagen, me asomo al espejo
y solo en mi cuarto destrozo el cristal.
   Llega el invierno, el frío, la nieve,
fría mi alma, me invade el temor,
qué triste la vida, dulce la muerte
sin la esperanza de un nuevo amor.
   Alma amargada, de amores loca,
busca en el silencio, loca pasión.
Llega la noche, el miedo me ataca
me azote el viento sin tu perdón.

                                                                                                   A.R.M.

miércoles, 18 de marzo de 2015

La conquista del presente.

   En nuestra dilatada vida, siempre reflexionamos sobre la vida actual (presente), la vida vivida (pasado) y lo que será de nosotros en el futuro.
    La capacidad de vivir el presente, lleva consigo una capacidad y calidad de la conciencia que a través del tiempo se ha ido creando en nosotros. Esta riqueza a la que yo llamaría cultura, jamás es pobre. Su riqueza viene del espacio o sentido teatral de la vida en la que convergen todo tipo de ideas, de vivencias que nos abren las lineas del horizonte: el futuro. Pero es en el presente social y cultural en el que la presencia de la sociedad hace que el individuo se proyecte hacia el futuro, pero siempre recordando el antaño (pasado).
    Nuestra sociedad vive momentos tensos en los que aparecen nuevas ideas y buenas ideas. Pero por desgracia, en muchos casos, esas buenas ideas no son nuevas y las ideas nuevas no son buenas. Ante este panorama social que se nos presenta y las posibilidades de elegir entre las ofertas que nos llueven, no podemos caer en la idea de que nuestra elección nos lleve a una sociedad profundamente jerarquizada, ya que esto nos llevaría directamente, no al gobierno de los mejores sino a la tiranía de la mediocridad.
    No trato de hacer un análisis de nuestra vida cotidiana, sino más bien de insinuar, de dar pistas que nos conduzcan al progreso. No somos una sociedad homogénea en lo social ni en lo cultural. Somos una sociedad multiforme y como tal debemos comportarnos. Nos va en ello nuestro futuro.
    Sabemos que los análisis políticos, sociales y económicos que vemos a diario protagonizados tanto por el Presidente del Gobierno como por sus ministros, no tienen en cuenta la situación real de la sociedad a la que gobiernan. Ignoran la trama social, el presente de los ciudadanos y los condenan a unas directrices que van en contra del bienestar social. Los actores sociales: la sociedad, el individuo y sus representantes deben tener muy en cuenta que la explotación, la alienación y la dominación de la sociedad en base a un pensamiento único, no puede acallar el grito de los que aspiran a un presente,lo suplican porque tienen derecho dentro de esa espléndida pero al mismo tiempo ruinosa ¡cacofonía social!.
    La clase dominante o las clases dominantes deben tener muy en cuenta que las explosiones sociales siempre han tenido lugar cuando la sociedad, el pueblo al que gobiernan, rompe sus ataduras y quiere conquistar el Presente. Esta conquista tenemos que hacerla ahora, ya; porque de lo contrario no lo haremos nunca.
    Pero ¿qué es el presente?. No es fácil definirlo, pero voy a mojarme, ya que de lo contrario, este artículo sólo sería papel mojado.
    Creo firmemente que el Presente es el lugar, la forma invariable en la que somos sujetos activos dentro de la sociedad en la que desarrollamos un dinamismo, y en la que activamente vivimos nuestras circunstancias, nuestra situación en el seno de la sociedad para tratar de mejorar y mejorarla tanto en lo social como en lo económico y cultural.

                                                                                                             A.R.M.

domingo, 15 de marzo de 2015

El sainete español o el esperpento.

   Leyendo periódicos, revistas, viendo y escuchando atentamente las tertulias televisivas en las que sesudos contertulios llevan el cuchillo entre los dientes y la navaja de treinta y seis muelles escondida entre le cinturón y los pantalones, dispuestos a sacarla para destripar al contrario en el caso de que falle lo del cuchillo, he llegado a la conclusión de que estamos viviendo y al mismo tiempo sufriendo un perfecto sainete en el que no faltan ninguno de los elementos típicos que lo configuran. Nos encontramos con los ladrones, pillos o listillos que dan mucho juego, el ambiente popular, el pueblo y el tonto de turno con su corte de aduladores que aprovechan su idiotez para medrar.
   Nuestro sainete, tiene su epicentro en Madrid, pero sin olvidar las ramificaciones periféricas que lo convierten en nacional. Sus personajes tienen un tinte alarmante. Intervienen, ciegos, familiares, la prima, la Gürtel con su padrino y sus lacayos, los sobres fantasmas, misivas sin explicar, las fallas con su castizo "caloret", intrigas con dinero, banqueros, estafas, robos, el "clan Pujol", robos nacionalistas, la nobleza, los ERES y la víctima propiciatoria: el pueblo.
   En este sin fin de dimes y diretes, de Celestinas, de chanchullos, de contar mentiras y del sempiterno "y tú más", el pueblo, el sufrido pueblo, hastiado, confuso, engañado; le da lo mismo por dónde salga el sol. Al final, y sin saber ni cómo ni porqué, termina aplaudiendo muerto de risa ante la actuación de los personajes de tan insigne sainete. Nos felicitamos y al grito de ¡somos únicos!, termina la representación ante el jolgorio popular y ¡tutti felici!.
   Preguntó un corresponsal de prensa extranjero que asistía atónito a la representación, a varios actores, entre ellos al pueblo, estos respondieron: ¡es que nosotros somos diferentes!. A lo que el corresponsal respondió: "¡yes, Spain is different!".
   Y como buenos ibéricos injertados con un toque latino, aceptamos el "pan y circo" y como en el sainete nos reímos de nuestras desvergüenzas y como la risa es "remedio infalibles" nos carcajeamos del putrefacto hedor que desprende el "Templo de la Representación Popular" y llevamos nuestro pesimismo a la espalda sin inmutarnos. En el ambiente popular se respira un cierto masoquismo pero claro ¡"es que somos diferentes!".
   Hemos pasado por Europa; de hecho estamos en ella. Pero lo triste, lo incomprensible, lo terriblemente dramático, es que Europa no ha pasado por nosotros. Y como en la decadencia del Imperio, nos llenamos las solapas y el pecho con migajas de pan para indicarle, para que vea el vecino que hemos comido.
   Por respeto al pueblo y sin ànimo de satirizarlo, lo considero como de sainete. Pero la actuación de aquellos que ostentan el poder por mandato del pueblo, la considero de esperpéntica. Por todo ello, nos siguen viendo como la España de la pandereta, del sainete y del esperpento.
   El vasallaje, aquello del "derecho de pernada" desapareció gracias al pueblo. Pero de nuevo corremos el riesgo de que "aunque nos den, pidamos perdón por no dar la cara".

                                                                                                    A.R.M.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Un país de ...

   La dulce brisa que del mar me llega,
como al invierno la primavera.
Un nuevo futuro, nuevas ideas
lleva la gente que España deja.
   Nuevos horizontes, Europa espera,
ayer felices aquí en su tierra,
hoy la abandonan con gran tristeza,
dejan su alma, su vida entera.
   Este País sufre, llora su pena,
futuro amargo, la sombra negra.
¿Por qué os marcháis de vuestra tierra?
Responda España que los destierra.
   Riquezas enormes, las bolsas llenas,
fiestas, saraos, tarjetas negras.
Trece millones que sufren pobreza.
Los estafadores,¿qué vida llevan?
   El pueblo llano, ya nada espera,
sufre en sus carnes la gran miseria.
Pierden su casa, el hambre acecha.
Triste justicia;¡qué extraña tierra!.
   Con el robo y el saqueo del pueblo,
convierten el País en suelo yermo.
Se vende este País a muy buen precio,
nos corroe la ira; ¡triste consuelo!.

                                                                                                       A.R.M.


martes, 10 de marzo de 2015

Elucubraciones sobre la muerte.

   Esta mañana, me he despertado algo inquieto. Supongo que mi inquietud tiene algo que ver con lo soñado. He soñado con situaciones en las que el centro era la muerte. Intentaré escribir algo sobre ello para alejar el posible trauma.
   Creo que la muerte es una de las pocas realidades, si no la única que la vida contiene. El resto, es sólo una incógnita que poco a poco vamos descubriendo en nuestro desesperado deambular en el tiempo que se nos ha concedido
    ¿Qué existe después de la vida? ¿Hay algo más detrás de la muerte? ¿Podemos volver?. Estas y otras muchas preguntas nos hacemos con la esperanza de continuar en el Más Allá. Ansiosamente creemos que nuestro espíritu-alma continua. Que no acaba todo con la putrefacción de nuestro amado y querido cuerpo. Meditar sobre lo inevitable de la muerte, puede ser un saludable ejercicio de aceptación de la realidad y al mismo tiempo una invitación a vivir intensamente la propia vida.
   Al hablar de la muerte, parece obligado que sepamos ¿qué es?. Necesitamos una definición; pero no la hay. Sólo sabemos que el concepto de muerte está basado en la experiencia de la vida. La terrible fascinación por el momento final que en su mayor o menor grado todos tenemos, es, ha sido y será una constante inquietud, aunque los más incrédulos la nieguen. Pero toda negación conlleva una afirmación del hecho real.
   Si el ser humano fuese una simple estructura biológica, serían idénticas o muy parecidas las reacciones emocionales ante el acto de morir, como les ocurre a los animales. El hecho de que sean tan dispares, muy bien pudiera constituir un indicio de que el viejo concepto platónico de la dualidad cuerpo-alma, obedeciera a un hecho real.
   Siempre nos hemos planteado el problema de nuestra desaparición física y sufrimos por ello tristeza, angustia, temor, y no llegamos a comprender el problema. Esta forma de disipar las incógnitas acerca de la muerte, dio lugar al desarrollo de unas concepciones escatológicas que, si bien han variado con el transcurso de los siglos y según las distintas culturas , todas al final, se han reducido a dos grandes ideas que aún vertebran las más importantes filosofías religiosas de Oriente y Occidente: la doctrina reencarnacionista y la creencia en el espíritu inmortal de las cristianas.
   En todo caso, la muerte nos atañe a todos como el hecho más trascendente de nuestra vida. Un acontecimiento absolutamente inevitable en el que antes o después vamos a intervenir como protagonistas.
   No es malo morir. ni siquiera es bueno; es algo natural. El gran problema es si el cuerpo o también con él, lo que es la conciencia, espíritu o alma desaparece. La muerte, por definición es cierta y a la vez incierta. Si la muerte es igual para todos,¿por qué no nos afecta a todos por igual? ¿Por qué hay quién se entrega a la desesperación más absoluta y quién muere lleno de felicidad?
   Haciendo mías las palabras de William Hunter, me gustaría decir en el último momento"si tuviera suficiente energía para coger una pluma, escribiría cuan dulce y agradable es la muerte".
   Creo que nuestra actitud frente a esta inquietante realidad, dependerá de los rasgos o mentalidad de cada uno y del contexto cultural y religioso en que nos hallemos inmersos.
   Creamos o no creamos, a todos nos angustia la posibilidad de disolvernos en la nada. Por este motivo, nadie ha dejado de imaginarse la manera de seguir viviendo más allá de la muerte.
   No quiero terminar sin lanzar esta reflexión. Vivimos en un mundo tridimensional y con arreglo a él, pensamos y nos movemos. Pero si existiera, como es posible o probable otra dimensión. Un mundo paralelo. Una cuarta dimensión ¿qué pensaríamos sobre el momento final; sobre la muerte?

                                                                                                             A.R.M.

lunes, 9 de marzo de 2015

Los iluminados VI.

   Todos los líderes nacionalistas, en su afán por alcanzar el poder, hacen de las teorías del nacionalismo su credo; siempre y cuando este credo sirva a sus intereses. Para ellos, la demagogia electoral no tiene límites. Se transforman en víctimas y al mismo tiempo en redentores y padres de la patria. Defiendes unas ideas y un sentimiento al que tienen perfecto derecho; la misma Constitución los ampara. Pero se olvidan de algo esencial. Se olvidan de que en un estado de derecho, la soberanía reside en el pueblo. No solamente en el pueblo al que ellos dicen representar, sino a todo el pueblo.
Al pueblo que representa la Nación: al pueblo español. Sería, en todo caso a este pueblo soberano formado por todas las culturas y costumbres integradas al que correspondería pronunciarse por la soberanía en una consulta democrática y libre sin presiones y amenazas de ningún tipo.
   Al Gobierno del Estado, a los Gobiernos Autonómicos y a los futuros gobernantes, corresponde no caer en los errores del pasado que dieron lugar a la aparición del radicalismo nacionalista. Las ideas nacionalistas, no se combaten con el atropello, la opresión, el menosprecio y la descalificación del sentimiento nacionalista, al que como antes indiqué tenemos derecho; sino con una política de comprensión y conocimiento del medio a fin de canalizar esas ideas, de hacerlas compatibles con la inquebrantable unidad nacional.
   Creo que el ciudadano no nace; sino que poco a poco se hace. Esa tarea imprescindible en toda sociedad democrática, corresponde en primer lugar a cada uno de nosotros en tanto que portadores de valores culturales y al mismo tiempo primeros educadores. En segundo lugar, a ese lugar común. Un lugar privilegiado llamado Escuela. Sería ella la responsable y encargada de enseñar, respetar, comprender y amar nuestras diferencias. De infundir en nuestra mente la idea de que para aprender a ser ciudadanos de un país, debemos tener muy claro, que si bien las nacionalidades son un producto de la historia, es esa historia la ¡ÚNICA MADRE QUE PUEDE CONCEBIR Y PARIR NACIONES!

                                                                                                        A.R.M.

viernes, 6 de marzo de 2015

Los iluminados V.

   Hubo un tiempo en que los estados creyeron que para mantener la unidad nacional, debían eliminar para existir, al resto de las culturas de los pueblos que componían el Estado-Nación. Craso error; ya que para mantener la estabilidad política y social del país, el Estado-Nación debe preservar, dar a conocer y desarrollar en igualdad de condiciones las diferentes culturas existentes dentro de la Nación. Si al contrario, el Estado mediante la opresión, la negación de la pluralidad nacional y la descalificación del sentimiento nacionalista, persistiera en el empeño de anular las culturas minoritarias, no hará nada más que despertar el nacionalismo dentro de los pueblos que, debido a su radicalismo intransigente y cerrado a todo diálogo se consideran oprimidos y avasallados en sus costumbres y en su cultura. Este sentimiento nacionalista, poco a poco se irá radicalizando y, todos sabemos muy bien que del radicalismo pasivo al radicalismo activo, sólo hay un paso.
   Para España, donde a la vuelta de cada esquina histórica acecha la tentación separatista y en la que asistimos a un silencioso golpe de estado de los grandes intereses económicos contra los intereses públicos, y donde casi nadie se atreve a hablar por la gente que no tiene voz, sólo una aceptación y la preservación de la raíces autóctonas de los distintos pueblos de España, daría una estabilidad política, económica y social definitiva a la convivencia nacional.
   España no es una, ni lo ha sido nunca. Es la variedad de sus pueblos unidos los que hacen España. Concebir España como una comunidad de pueblos. Aplicar sin temor a los pueblos el calificativo de nacionalidades, y no hacer del concepto de nacionalidad una idea exclusivamente política; sino una idea de armonía y de unión en la que cada pueblo aportó sus diferencias para hacer España. Es decir: crear entre todos un espacio común y al mismo tiempo crear en todos y en cada uno de nosotros una conciencia unitaria. Crear esa conciencia que sería España.

                                                                                                                   A.R.M.

Los iluminados IV.

   Naturalmente el nacionalismo en si, no es algo que tengamos que desechar por insano para la sociedad. En cierto modo y en mayor o menor grado, todos somos nacionalistas. Sin embargo cuando este se convierte en radical y ciego. Cuando hace que el individuo nacionalista se vea diferente al otro. Cuando ve en el que no participa de sus ideas, no al conciudadano sino al enemigo extranjero, se convierte en una lacra social. En un vivero en el que la simiente del racismo y la xenofobia son su lema y su fin. El gran problema de un nacionalismo mal asimilado y radicalizado, es que idealizan el país, lo modelan a su antojo y sólo ven el él la imagen idealizada. Imagen que los líderes se encargan de difundir mediante la propaganda nacionalista. Esta imagen sublimada, siempre choca con la imagen real y naturalmente culpan al "extranjero" del cambio de imagen.
   Creo que una nación es un alma. Es algo con un pasado, un presente y un futuro. Es la posesión de un rico legado histórico y al mismo tiempo la voluntad inequívoca de descubrirlo, de conservarlo y de darlo a conocer facilitando su conocimiento y su comprensión. Es en suma, el deseo de vivir juntos, de seguir haciendo valer la herencia recibida indivisa y que tenemos el deber de legar en tanto que conciencia cultural nacional.
   Conciencia cultural nacional, esencialmente la tienen las naciones que entraron hace mucho tiempo en el concierto de la historia. Esta cultura nacional es, por supuesto, la suma de las culturas de los diferentes pueblos que conforman o configuran el Estado-Nación. El individuo, participa de una forma o de otra en cada una de esas culturas sin dejar de pertenecer a su cultura nacional. Sin embargo, esta relación indispensable entre las diferentes culturas nacionales, no está exenta de enfrentamientos. Enfrentamientos que son la consecuencia lógica de una aculturación; es decir, la pérdida de valores culturales como la lengua vernácula, en beneficio del idioma de la Nación-Estado.
Los nacionalistas, ven en esto un atentado a su propia identidad. Se cierran en torno a sus valores culturales y el intercambio, la interacción con el resto no se produce. Como consecuencia, es la huida hacia adelante sin posible retroceso.

                                                                                                            A.R.M.  

jueves, 5 de marzo de 2015

Amor roto.

   Tus verdes ojos cuando sonríes,
su eterna brillantez me recuerda
el sol brillante en la mañana
que en el tranquilo mar se refleja.
   Paseaba tu cuerpo en la mañana,
la calle toda limpia, engalanada,
guardaba la hermosura de tu cara,
belleza que mi mente reflejaba.
   Como el eco de música lejana,
como aroma de viento que he bebido,
como ayes de un dolor en mi dormido,
como amores pasados que ya olvido.
   Ya curó la herida que en mi sangraba,
amargo amor jamás correspondido.
Acallé la voz que en mi palpitaba,
volví a la vida lejos de la amada.
   Cuando en la noche oscura me envuelven
recuerdos que me llevan al abismo.
Un tenebroso mar de confusiones.
¿Es mi mundo todo un desatino?
   Vagaba por el mundo, no dormía,
ideas silenciosas en mi mente.
Renacer de nuevo en este día
y no vagar como alma errante.
   Resurge en mi de nuevo la alegría,
soñé con el amor que no creía.
Me arranqué el duro hierro de la herida,
recobré el sentido que ya perdía.
                                                                                                               A.R.M.

Penas de niña.

   Rejas de hierro,
negras ojeras,
entre las flores
de amores pena.
   Ronda la calle,
tus rejas negras
y un enamorado,
tus ojos sueña.
   Candiles viejos,
blancas las velas,
luz en tus sueños
tras de la reja.
   Triste la niña
llora su pena,
lágrimas corren,
la rosa espera.
   ¡Ay que suspiro
la moza deja!
Y entre las flores
la niña sueña.

                                                                                                A.R.M.

Los iluminados III.

   En nuestra sociedad, lo mismo que en la mayoría de las sociedades, no existe una homogeneidad natural. Los líderes nacionalistas en todas sus intervenciones, ya sean en la televisión o en la prensa, quieren hacer pasar el mensaje de la especial situación de España en cuanto a diversidad se refiere.
Todos se apoyan en el "hecho diferencial". Pues bien; este hecho diferencial existe en todos los países de nuestro entorno. Yo estoy bien situado para conocerlo puesto que vivo a caballo entre tres formas de vida, lenguas y costumbres diferentes: la francesa, la alemana y la española. Estos países también tienen sus nacionalidades; en ellos también existe el hecho diferencial. En Alemania, un bávaro es diferente de un berlinés o de un pfalzer. En Francia, un bretón es diferente de un catalán, de un marsellés, de un vasco  o de un alsaciano; incluso tienen su propia lengua y costumbres diferentes.
   Estos países tienen una gran ventaja sobre nosotros: la convivencia democrática. Esta convivencia hace que a pesar de sus diferencias tengan un proyecto común: crear un espacio en el que teniendo derecho a la diferencia, aceptan un legado, un patrimonio que a todos y a cada uno corresponde defender. Esto es el gran valor de la democracia. Es así como se construye un país; lo contrario es destruirlo.
    España como nación y nosotros en tanto que españoles, hemos atravesado un largo túnel. Una travesía del desierto que nos costó sangre, sudor y lágrimas. El pueblo llano, como siempre sufrió
las consecuencias mientras las oligarquías beneficiarias del centralismo han sido las que con su relación y la naturaleza de sus intereses con las estructuras del Estado, han ido acumulando un poder económico difícil de controlar. Y todos sabemos que el poder económico conlleva el poder político.
El verdadero núcleo del problema un capitalismo salvaje que nunca miró los intereses del pueblo sino los de una clase financiera e industrial a la que no supieron poner freno los tenores de la clase política.
    Creo que el llamado "centralismo" por los nacionalistas, no ha sido más que el enmascaramiento de una realidad social: el dominio de la burguesía industrial y capitalista y no de la supuesta opresión de unas regiones.. La lucha de clases, fue, ha sido y será una constante en nuestra sociedad en la que la envidia destructiva en tanto que deporte nacional, la descalificación y el desconocimiento de la libertad individual, es algo consubstancial a todos. No es mi intención criticar a la sociedad ni a nadie, me limito a exponer unos hechos que todos conocemos pero que bien sea por presiones sociales, familiares o laborales, no somos capaces de analizar y discutir con nuestro entorno.

                                                                                                       A.R.M.
                                                                                                     

lunes, 2 de marzo de 2015

Lluvia en la pradera.


 Sonaba fuerte la lluvia
entre las flores de mayo,
inundaba la pradera
y regaba todo el campo.
   Un arroyuelo travieso
saltaba alegre jugando,
y una ranita pequeña
contenta estaba nadando.
   El bosquecillo vecino
de verdes árboles, altos,
era festivo testigo
de la pradera, del campo.
   La nube, negro consuelo
extendió su acuoso manto,
y dando un soplo de vida
sus gotas están regando.
   Antes la tierra era yerma,
ahora verdoso prado,
salta jugando la vida
ya no recuerda el pasado.

                                                                                                       A.R.M.

Amor perdido.

   Me arranqué el hierro, la flecha
que su amor me había dejado.
Mi amor andaba perdido,
quedaba desamparado.
   Al cielo clamé con ira,
muy triste clamé llorando,
por qué la herida amorosa
muy dentro me duele tanto.
   Desengañado del mundo
viví momentos amargos.
Me refugié en la escritura,
me encerré solo en mi cuarto.
   Vino en mi ayuda la "Musa",
me consoló aconsejando.
Me dijo que los amores
son como el viento soplando.
   Más allá del sufrimiento
habrá otro amor esperando,
la llama que sólo espera
a que tú seques tu llanto.
                                                                                                    A.R.M.

Los iluminados II.

   Por desgracia, en nuestro país hay muchos "iluminados" que como mi amigo pueden cambiar de opinión y de campo según sus intereses y que huelen a demagogia electoral unos, y a demagogia pura y simple otros. Estos santones del nacionalismo radical enarbolan la bandera del victimismo, de los oprimidos y la reivindicación permanente para transformar a la sociedad, a la que manipulan con sus  cantos de sirena, en hordas del atropello y la intolerancia, de la xenofobia, la incomprensión y el racismo.
   Es cierto, que casi todos los gobiernos que hemos tenido, en los que unos "cara al sol" y otros a la sombra de ese sol que tanto nos costó, cometieron atropellos sociales y culturales en el vano intento de acallar o hacer desaparecer un patrimonio cultural que a todos nosotros que en tanto como españoles nos pertenece. Este patrimonio, rico en gentes, ideas, modos de vida, costumbres y lenguas,debió despertar en todos el deseo de convivir en paz y armonía aún dentro de nuestras diferencias. Pero las condiciones sociopolíticas  de la época que convirtieron a España en una espléndida desolación, impidieron tal deseo y, en realidad este gran patrimonio más que unirnos nos enfrentó y desunió.
   Poco a poco, ha ido tomando forma en nuestra sociedad una absurda dicotomía entre los nacionalistas y el Gobierno Central, entre la periferia y el centro, en las que unos representan las ansias de libertad y otros la imposición autoritaria. Esta dicotomía no tiene razón de ser ni ningún sentido; porque el centralismo político siempre tiene un carácter estatal y nunca geográfico.
   Los nacionalistas. deben revisar a fondo el Estatuto Autonómico, no solamente dentro de la Constitución Española, sino también con la Constituciones de otros países incluidos los federados y los confederados. Fácilmente llegarán a la conclusión de que han llegado a un grado de autonomía como jamás pudieron soñar. Sólo les quedaría añadir al título de Presidente Autonómico el título de "Virrey"; algunos ya se creen que lo tienen. Pero la Constitución que es el único marco legal en el que se puede debatir las capacidades autonómicas de las diferentes autonomías que configuran esl Estado Español, no contempla la creación de "Virreinatos".
   Todas las Autonomías actuales, sufrieron en la propia carne de sus ciudadanos, los abusos y atropellos de una oligarquía de clases que unida a la "Dictadura" campeó con patente de corso por toda la geografía hispana, abusando de un centralismo que no pocas veces benefició a los periféricos banqueros vascos, a los periféricos latifundistas andaluces y a los no menos periféricos patronos catalanes.

                                                                                                               A.R.M.