lunes, 9 de marzo de 2015

Los iluminados VI.

   Todos los líderes nacionalistas, en su afán por alcanzar el poder, hacen de las teorías del nacionalismo su credo; siempre y cuando este credo sirva a sus intereses. Para ellos, la demagogia electoral no tiene límites. Se transforman en víctimas y al mismo tiempo en redentores y padres de la patria. Defiendes unas ideas y un sentimiento al que tienen perfecto derecho; la misma Constitución los ampara. Pero se olvidan de algo esencial. Se olvidan de que en un estado de derecho, la soberanía reside en el pueblo. No solamente en el pueblo al que ellos dicen representar, sino a todo el pueblo.
Al pueblo que representa la Nación: al pueblo español. Sería, en todo caso a este pueblo soberano formado por todas las culturas y costumbres integradas al que correspondería pronunciarse por la soberanía en una consulta democrática y libre sin presiones y amenazas de ningún tipo.
   Al Gobierno del Estado, a los Gobiernos Autonómicos y a los futuros gobernantes, corresponde no caer en los errores del pasado que dieron lugar a la aparición del radicalismo nacionalista. Las ideas nacionalistas, no se combaten con el atropello, la opresión, el menosprecio y la descalificación del sentimiento nacionalista, al que como antes indiqué tenemos derecho; sino con una política de comprensión y conocimiento del medio a fin de canalizar esas ideas, de hacerlas compatibles con la inquebrantable unidad nacional.
   Creo que el ciudadano no nace; sino que poco a poco se hace. Esa tarea imprescindible en toda sociedad democrática, corresponde en primer lugar a cada uno de nosotros en tanto que portadores de valores culturales y al mismo tiempo primeros educadores. En segundo lugar, a ese lugar común. Un lugar privilegiado llamado Escuela. Sería ella la responsable y encargada de enseñar, respetar, comprender y amar nuestras diferencias. De infundir en nuestra mente la idea de que para aprender a ser ciudadanos de un país, debemos tener muy claro, que si bien las nacionalidades son un producto de la historia, es esa historia la ¡ÚNICA MADRE QUE PUEDE CONCEBIR Y PARIR NACIONES!

                                                                                                        A.R.M.

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