viernes, 6 de marzo de 2015

Los iluminados IV.

   Naturalmente el nacionalismo en si, no es algo que tengamos que desechar por insano para la sociedad. En cierto modo y en mayor o menor grado, todos somos nacionalistas. Sin embargo cuando este se convierte en radical y ciego. Cuando hace que el individuo nacionalista se vea diferente al otro. Cuando ve en el que no participa de sus ideas, no al conciudadano sino al enemigo extranjero, se convierte en una lacra social. En un vivero en el que la simiente del racismo y la xenofobia son su lema y su fin. El gran problema de un nacionalismo mal asimilado y radicalizado, es que idealizan el país, lo modelan a su antojo y sólo ven el él la imagen idealizada. Imagen que los líderes se encargan de difundir mediante la propaganda nacionalista. Esta imagen sublimada, siempre choca con la imagen real y naturalmente culpan al "extranjero" del cambio de imagen.
   Creo que una nación es un alma. Es algo con un pasado, un presente y un futuro. Es la posesión de un rico legado histórico y al mismo tiempo la voluntad inequívoca de descubrirlo, de conservarlo y de darlo a conocer facilitando su conocimiento y su comprensión. Es en suma, el deseo de vivir juntos, de seguir haciendo valer la herencia recibida indivisa y que tenemos el deber de legar en tanto que conciencia cultural nacional.
   Conciencia cultural nacional, esencialmente la tienen las naciones que entraron hace mucho tiempo en el concierto de la historia. Esta cultura nacional es, por supuesto, la suma de las culturas de los diferentes pueblos que conforman o configuran el Estado-Nación. El individuo, participa de una forma o de otra en cada una de esas culturas sin dejar de pertenecer a su cultura nacional. Sin embargo, esta relación indispensable entre las diferentes culturas nacionales, no está exenta de enfrentamientos. Enfrentamientos que son la consecuencia lógica de una aculturación; es decir, la pérdida de valores culturales como la lengua vernácula, en beneficio del idioma de la Nación-Estado.
Los nacionalistas, ven en esto un atentado a su propia identidad. Se cierran en torno a sus valores culturales y el intercambio, la interacción con el resto no se produce. Como consecuencia, es la huida hacia adelante sin posible retroceso.

                                                                                                            A.R.M.  

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