jueves, 28 de abril de 2016

Pies de cobre.

    Baila sin par la gitana,
sus pies descalzos, de cobre,
vuelan como mariposas,
venidas del Sacromonte.
    Tiene la niña en su talle,
de vértigo su cintura,
cuando su cuerpo ondulante,
mueve toda su figura.
    Traje negro de lunares,
y un manto verde aceituna,
de magia llenan la noche,
y tiene celos la Luna.
    Alza los brazos al cielo,
su baile es una plegaria,
en su cara rojos labios,
y sus ojos unas brasas.
    Anoche soñé despierto,
con su busto, con su sombra,
con su felina figura,
y con su cuerpo de diosa.
    Sigue bailando chiquilla,
tu danza, sólo alegría,
quiebros de ensueño tu cuerpo,
cuando vas por bulerías.


                                                                                                            A.R.M.

El Subconsciente.

   El otro día me sucedió algo que me dio que pensar. Mi otro "yo" me jugó una mala pasada y en elucubraciones soñolientas me encontré sumido en pleno "Siglo de Oro", dentro del espíritu de Lope de Vega y en concreto en Fuenteovejuna. Se encontraban ante mi los cuatro representantes del pueblo acusados de intento de asesinato. Pero la pregunta de ¿quién mató al Comendador? no era tal y en su lugar era esta otra: ¿quién hirió la Democracia?, a lo que el pueblo respondía estos cuatro por desgracia.
    Pedí rápidamente la espada para cercenar las cabezas de tan desleales dirigentes, pero la rabia, la ira por tan estúpidos comportamientos no hicieron mella en mi, no apliqué el "liquidación por derribo" y no rodaron cabezas.
    En mi papel de Rey Fernando, pedí, exigí responsabilidades por tan horrible atentado, pero unos y otros se echaban la culpa y me fue del todo imposible saber el grado de culpabilidad de los cuatro dirigentes.
    En mi justo afán por esclarecer la culpa de tan nefastos representantes, creí que lo más conveniente sería una nueva consulta popular y que el pueblo, como corresponde, fuera el que resolviera , el que dictaminara el grado de culpabilidad de unos y otros. Pero, ¿estaría el pueblo política y socialmente maduro para exigir responsabilidades a sus representantes y envíarlos al "Panteón de la Historia" o se conformaría diciendo con el clásico pesimismo ¡sea lo que Dios quiera!.
    En ese momento volvió mi yo real y descubrí la realidad de lo soñado. Llevamos a cuestas la fatídica leyenda del pesimismo, del desgobierno, la intolerancia. la rancia picaresca del "Lazarillo" o del "Buscón", de la España de la pandereta, del calla y roba y de todos los atropellos imaginables, y de ahí no salimos, si es que alguna vez tuvimos la intención de salir.
    Ahora tenemos una nueva oportunidad, habrá nuevas listas en las que presuntamente irán estafadores, ladrones de guante blanco, liberales, socialdemócratas, corruptos, algún repartidor de sobres, maestros de la demagogia y hasta trileros panameños. Pero por favor vayan a votar; voten al que les parezca mejor. Nos va en ello el futuro del País.
    Querido y sufrido pueblo: no olvidéis que por su falta de compromiso o bien por su alienación política y social, en el devenir de la Historia, sea pasada, presente o futura, los pueblos son responsables de sus decisiones y por tanto: ¡tienen lo que merecen!.

                                                                                                    A.R.M.

lunes, 11 de abril de 2016

A qué o a quién se parece la muerte.

   En general, y según una encuesta sobre la muerte que hice en Estrasburgo entre tres tipos de población, la perspectiva de la muerte no es muy atractiva. Esta puede ser terrible, dolorosa, apacible y si tenemos suerte rápida. Pero,¿estamos equivocados en lo que a ella concierne?. Ciertos mensajes que nos llegan del "otro lado, del más allá" nos hacen pensar que no debemos inquietarnos. En realidad es la transición natural, el paso de una realidad de existencia a otra; de un vivir en, al vivir fuera de aquello que en la "contingencia" fuimos.
   Ciertos testimonios a seres queridos, indican que no recuerdan el momento ni el cómo y de no haber sentido ningún dolor. Al principio del deceso, se extrañan, no interiorizan que están muertos. En la gran mayoría de casos, la muerte es como un sueño que poco a poco se transformas en una nueva realidad que por el momento no comprenden al no sentir las emociones que la muerte conlleva. Si hacen hincapié en una preocupación por los demás que tras de si dejan. No entienden la desesperación, el llanto, pero no pueden decirles y eso los acongoja que viven en otro sentido en una vida de paz y felicidad. A veces, al poco tiempo después de la muerte, bien que sean en tránsito hacia el otro ser, sienten la necesidad de visitar a los que aman en el mundo que han dejado, a la Tierra que los vio nacer y que plenos de amor visitan.
   Creo que es imposible en la vida real, en el hacer cotidiano de una persona, explicar, intentar sentir el momento de la muerte. Yo creo que todo pasa rápido, en un instante te das cuenta de que tienes un cuerpo distinto al tuyo, pero que aún en la diferencia, es el mismo. Te parece irreal, extraño. No sientes su peso y su ligereza y flotabilidad son increíbles. No comprendía cómo yo podía ver pero a mi no me veían. Me encontraba en otra onda vibratoria, distinta a la que vivía sobre la Tierra. Me costó dentro de mi felicidad comprender la realidad: ¡yo estaba muerto!
   Este pequeño artículo puede ser real, irreal o simplemente imaginario. Será al sufrido lector de juzgarlo y quizá le cambie su sentido, su creencia sobre la muerte; sobre el "Más Allá".


                                                                                                                    A.R.M.