jueves, 5 de marzo de 2015

Los iluminados III.

   En nuestra sociedad, lo mismo que en la mayoría de las sociedades, no existe una homogeneidad natural. Los líderes nacionalistas en todas sus intervenciones, ya sean en la televisión o en la prensa, quieren hacer pasar el mensaje de la especial situación de España en cuanto a diversidad se refiere.
Todos se apoyan en el "hecho diferencial". Pues bien; este hecho diferencial existe en todos los países de nuestro entorno. Yo estoy bien situado para conocerlo puesto que vivo a caballo entre tres formas de vida, lenguas y costumbres diferentes: la francesa, la alemana y la española. Estos países también tienen sus nacionalidades; en ellos también existe el hecho diferencial. En Alemania, un bávaro es diferente de un berlinés o de un pfalzer. En Francia, un bretón es diferente de un catalán, de un marsellés, de un vasco  o de un alsaciano; incluso tienen su propia lengua y costumbres diferentes.
   Estos países tienen una gran ventaja sobre nosotros: la convivencia democrática. Esta convivencia hace que a pesar de sus diferencias tengan un proyecto común: crear un espacio en el que teniendo derecho a la diferencia, aceptan un legado, un patrimonio que a todos y a cada uno corresponde defender. Esto es el gran valor de la democracia. Es así como se construye un país; lo contrario es destruirlo.
    España como nación y nosotros en tanto que españoles, hemos atravesado un largo túnel. Una travesía del desierto que nos costó sangre, sudor y lágrimas. El pueblo llano, como siempre sufrió
las consecuencias mientras las oligarquías beneficiarias del centralismo han sido las que con su relación y la naturaleza de sus intereses con las estructuras del Estado, han ido acumulando un poder económico difícil de controlar. Y todos sabemos que el poder económico conlleva el poder político.
El verdadero núcleo del problema un capitalismo salvaje que nunca miró los intereses del pueblo sino los de una clase financiera e industrial a la que no supieron poner freno los tenores de la clase política.
    Creo que el llamado "centralismo" por los nacionalistas, no ha sido más que el enmascaramiento de una realidad social: el dominio de la burguesía industrial y capitalista y no de la supuesta opresión de unas regiones.. La lucha de clases, fue, ha sido y será una constante en nuestra sociedad en la que la envidia destructiva en tanto que deporte nacional, la descalificación y el desconocimiento de la libertad individual, es algo consubstancial a todos. No es mi intención criticar a la sociedad ni a nadie, me limito a exponer unos hechos que todos conocemos pero que bien sea por presiones sociales, familiares o laborales, no somos capaces de analizar y discutir con nuestro entorno.

                                                                                                       A.R.M.
                                                                                                     

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