domingo, 5 de junio de 2016

Al pasado, al presente y al futuro.


   ¡Buenas tardes a todas y a todos!
Como otros años, me toca decir adiós; un hasta luego y por qué no, un paso a la juventud y no a la senectud que nos devuelva felices y contentos al hogar al que regresamos.
   No sé si en las próximas décadas me tocará de nuevo hacerlo, a no ser que como "Fausto" llegue a un acuerdo y como antes dije, ¡de paso a la juventud!.
   Pero no os quiero dejar marchar sin tocar la fibra sensible; sin que llevéis grabado el recuerdo de lo que fue, es y queremos que siga siendo la SAFA.
 
   Entre lomas onduladas,
emerge una gran ciudad.
Úbeda tiene por nombre
y una historia por contar.
   Andalucía se moria,
la guerra con su crueldad,
quemado había sus campos,
y a sus gentes sin piedad.
   Los grandes terratenientes,
señores de espuela y bota,
caciques explotadores,
de las gentes de sus zonas.
   Una "legión" se levanta,
se rebela en buena hora,
un estandarte resurge,
en la Ciudad de la Loma.
   Con furia, de sus entrañas,
con fuerza liberadora,
de Jesús la Compañía,
nace la SAFA que arrolla.
   Hijos fuimos en su seno,
vivimos heroicas horas,
y el espíritu cruzado,
fue la bandera que añora.
   De allí salimos un día,
de la vida esperanzados,
portábamos un bagaje,
por su espíritu marcados.
   Fuiste testigo en las vidas,
de esos niños que educados,
llevaron el estandarte,
de la SAFA inmaculado.
   Salimos como soldados,
llevamos la buena nueva,
que nos imprimió la SAFA,
para recorrer la senda.
   Hoy, ya de vuelta de todo,
de triunfos y de fracasos,
aquellos niños de entonces,
de nuevo somos soldados.
   Cierto que tenemos canas,
algunos, ya se han marchado,
pero seguimos en marcha,
por el camino trazado.
  En la cara, las arrugas,
los años dejan secuelas,
son las medallas del tiempo,
son cicatrices de guerra.
   Patrimonio de un pasado,
glorioso acontecimiento,
de aquello que fue fundado,
y que perdura en el tiempo.
   Un miedo nos atenaza,
y por eso aquí reunidos,
nuestro orgullo de safistas,
no quedará en el olvido.
   Que la Gran Familia SAFA,
no se aparte del camino,
que su Espíritu no muera,
que jamás sea omitido.
   Que no tiemblen tus murallas,
que tu Solar sea sagrado,
que tus antiguos alumnos,
sean siempre tus cruzados.
   ¡Qué bellos setenta y cinco!
de una Andaluza Señora,
faro, luz de Andalucía,
tu gran familia te añora.
                                                                                                    A.R.M.
 

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