domingo, 3 de julio de 2016

Bella vejez.

   Ayer la vi por la calle,
era bella la ancianita.
Pelo blanco recogido,
en moño con redecilla.
   Caminaba lentamente,
muy lentamente, sin prisa.
En su azulada mirada,
sopla la marina brisa.
   Su cara como la seda,
aunque las tenues arrugas,
su amable rostro surcaban,
su gran belleza marchita
   Viste de negro la dama,
y una velada sonrisa,
desvela que tiene pena,
en su dulzura infinita.
   La edad maldito testigo,
la dejó sola en la vida.
Recorre triste el camino,
en la sociedad, perdida.
   No pide auxilio la dama,
sola recorre la vida,
y una lágrima traidora,
por su rostro se desliza.


                                                                                                    A.R.M.

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