martes, 29 de julio de 2014

Cincuenta años.

   Las cinco de la mañana,
no sé por qué me despierto,
me enfrento de nuevo al día,
con los ojos aún soñolientos.
   Mi mente es un hormiguero,
que se llena de recuerdos,
de mi aventura en la vida
y de felices momentos.
   El amor no es un suplicio
aunque te duela muy dentro
vives en un mundo aparte,
en un reducto de ensueño.
   Si ya compartí mi vida,
aún no desperté del sueño,
porque yo la sigo amando,
la sigo amando en el tiempo.
   Nos juramos mutuo amor,
y sin dejar de querernos,
recorrimos un camino,
construimos un te quiero.
   Eras preciosa de joven,
cuando dijiste sí quiero,
y mirándome amorosa,
me prometiste el cielo.
   Son los CINCUENTA años,
se pasaron como un sueño,
y ante Dios, yo te lo juro,
que te repito sí quiero.
                                                                                                      A.R.M.

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