lunes, 17 de febrero de 2014

La gitana del río.

   Yo me la encontré lavando,
lavando ropa en el río,
la falda, hasta la cintura
de cobre, tersos sus muslos.
   Al ver la hermosa gitana,
yo sentí un escalofrío,
sus pechos duros, erectos
acariciaban el río.
   Le pregunté por su amor
y si tenía marido,
porque ante su aparición,
yo loco perdí el sentío.
   Me contestó que su amor,
era un gitano bravío
y que llevaba navaja,
como calé bien nacío.
   La gitana, su fiereza
y en mi pasión malherido,
se me clavó su sentencia
y me la deje en el río.

                                                                      A.R.M.

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