viernes, 28 de febrero de 2014

Tarde de toros.

   Las cinco de la tarde, se asoma el Sol,
para ver la corrida y al mataor.
Llevan las mujeres mantones negros,
en el tendío, negros sombreros.
   Aplaude la gente, el paseillo,
la terna en la plaza, el rostro altivo.
Se oye el clarín, al llamar sonoro,
la plaza fija la vista, en el toro.
   La fiera furiosa recorre el ruedo,
alegre le sale al paso, el torero.
Vuela el capote alegre, pendenciero.
   La faena, la emoción, el graderío,
El clamor ruge en la plaza con brío,
el mataor sale a hombros del gentío.

                                                                               A.R.M.

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