domingo, 27 de septiembre de 2015

Cataluña.

   Hace algún tiempo, escribí y publiqué en mi "blog" un artículo sobre las Autonomías y las ansias de independencia de algunos que, erigiéndose en salvadores del terruño al que ellos llaman "nación", pretenden con sibilinos cantos de sirena y envolviéndose en la bandera, ocultar sus corrupciones y vergüenzas al sufrido ciudadano al que manipulan con su fanatismo.
   Hoy pretendo analizar, aportar algo de luz al problema del separatismo catalán que no dista mucho del llamado "vil metal". Para ello haremos hincapié en las raíces del pueblo catalán. Trataré de ser objetivo en mis apreciaciones. No presumo de tener la verdad; nadie la tiene, pero sí de aproximarme a ella sin tapujos y sin paños calientes.
   La primera dificultad, confusión aparece al considerar los términos de nacionalidad con el de Nación. En política internacional, el término Nación se considera equivalente al de Estado. Pero vamos a tener en cuenta varias consideraciones sobre el término Nación:
1) Noción geopolítica de fronteras naturales.
2) La raza.
3)La religión.
4) La lengua.
 Ninguna de estas características individuales definirían el concepto de Nación. Una Nación es algo más. Para España y para todos los españoles - y aquí está el gran problema -, si en un principio podemos aceptar la idea "jacobina" de la "República una e indivisible", sí sería posible dentro de la Constitución, incluir una disposición adicional catalana que contentara a todos. Pero esta disposición no implicaría ventaja alguna sobre las demás Autonomías. Sin culpar a nadie, el "café para todos" no fue del todo válido. Creo que un Estado no puede ceder las competencias de Sanidad, Educación y Justicia a sus Autonomías sin caer en la desigualdad que ello conlleva.
   Si estudiamos un poco la Prehistoria Peninsular, dos culturas aparecen anteriores a la llegada de los Celtas: la Cantabropirenaica y la Meditarránea a las que tenemos que añadir la Céltica. Y como cada uno de estos grupos contienen a su vez varios pueblos, es normal y evidente la existencia en nuestra patria de pueblos con personalidad nacional. Si somos objetivos no podemos negar que Cataluña tiene personalidad nacional. Pero eso ocurre en toda España si bien esta personalidad está más acentuada en algunas Autonomías.
   Si una nacionalidad es un alma, un principio espiritual y todo lo que el término conlleva, Cataluña la tiene y otras nacionalidades también. La una puede que esté en el pasado; la otra en el presente. La una es la posesión en común de un rico legado, de recuerdos y vivencias. La otra, es el consentimiento actual, el deseo de vivir, de compartir la herencia recibida indivisa. Todos los pueblos que constituyen la Nación Española aportaron, incluido el pueblo catalán, su cultura, su forma de ser, de sentir y de actuar al concepto de Nación; a la tierra que en su conjunto nos vio nacer.
   Señores; la Nación como el hombre, no se improvisa sino que poco a poco se hace. Y es la desembocadura de esfuerzos, de conceptos, de sacrificios y de abnegación conjuntos que junto con la Historia que es la única madre que pare naciones, la determina. Y no es menos cierto que la Nación es el plebiscito día a día de todos sus nacionales y por tanto de todas sus nacionalidades.
   En cuanto a su aparición en la Historia de España, sólo mencionaré que los territorios de la "Marca Hispánica", aunque puede ser que este nombre jamás existiera, señala los territorios conquistados a los moros por los carolingios y sus territorios ocupados por señores feudales francos llamados condes. Pero pertenecientes a Hispania.
   Cataluña comienza a sonar política y militarmente a raíz del matrimonio de Dña. Petronila de Aragón, infanta de un año de edad, hija del rey Ramiro II el Monje con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV a mediados del siglo XII. El enlace se celebró trece años más tarde cuando la infanta alcanzó la edad de catorce años que era lo permitido. El resto corresponde a historiadores y yo no lo soy. Además sería muy largo de exponer.
   Es posible que parte de los problemas del pueblo catalán tengan su origen con la dictadura franquista y en la opresión del proletariado por los patronos y la burguesía catalana. Pero sería de "juzgado de guardia" no recordar aquellas manifestaciones que al grito de ¡Franco, Franco,Franco! y ¡Arriba España! recorrían las calles de Barcelona.
   Y así una y otra vez seguiremos teniendo destellos, momentos de la Historia de Cataluña, que algunos por intereses inconfesables quieren desfigurar en aras del victimismo. Hacen un brindis a su identidad cultural pervertida para justificar y ocultar la corrupción y el robo de ciertos padres de la patria y defensores a capa y espada de su Statu Quo que les proporciona pingües beneficios con aviesas maniobras políticas y financieras.
   Pero toda identidad cultural tiene una función mágica-religiosa. El fervor de identidad siempre es religioso aunque laica su orientación. Movilizan a los creyentes contra la caterva de infieles que les niega el "Paraíso" al que el fanatismo de su identidad tiene derecho. Pero, ¿dónde está el derecho de los otros?,¿dónde está su derecho a decidir? En realidad es que lanzan con trampa una moneda al aire: si sale cara gano yo, y si sale cruz pierdes tú.
   La hoja de ruta independentista no tiene sentido, no es real. Se basa en promesas irrealizables. En mentiras que repetidas una y otra vez, crean ilusión en el ciudadano que sólo escucha lo que quiere oír y que sólo redunda en beneficio utópico del disidente catalán. Pero oculta los miles de millones robados al pueblo catalán y que no han hecho acto de presencia en la campaña electoral. No es posible engañar a todo un pueblo sin responder a estas preguntas:
---Independencia ¿para qué?
---¿Qué tipo de país sería Cataluña?
---Los pensionistas y las pensiones.
--- Rechazo frontal de la UE al proceso de independencia.
---Negación por la UE de convenios, gestión de política financiera y aduanas.
En fin la "tormenta perfecta" sobre Cataluña ante la tozudez y la idiotez de sus mandatarios.
   Con su "Ilusoria República Catalana" hacen del sentimiento, un sentir que miento, para embaucar a la sociedad a la que manipulan. La alienación de la sociedad, la fijación del pensamiento único, no conduce a la libertad, sino a la decadencia social y como consecuencia al empobrecimiento del pueblo.
   Señores que predican la independencia y el "Utópico Paraíso Catalán". Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.

                                                                                                     A.R.M.

  r
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario