lunes, 2 de noviembre de 2015

Exilio.

   Sentado a la sombra, cercano el exilio,
deja aquí su alma, amores, amigos.
Su paso vacilante, la sed, el viento,
acompañan al bardo ya sin aliento.
   Recuerda el poeta los tiempos vividos,
vivencias, amores, quizá sin sentido.
Lo quiso la suerte, lo quiso el destino,
que solo anduviera el duro camino.
   Camino de piedras, de zarzas, de espinos,
herida su alma, su espíritu hundido.
Una lucecilla, cimbrea en un cirio,
alumbra el sendero del poeta herido.
   Allá en la distancia se abre un abismo,
camina el poeta cansado y herido.
Sus pies polvorientos henden el camino,
no puede caminar, se siente caído.
   Sabe que la vida no es dulce destino,
que sufres, que penas¿será ese su sino?.
Los años, los días, se van como el humo,
figuras danzantes en el cielo oscuro.
   Una vida errante, incierto camino,
espera al poeta jamás comprendido.
Sonríe su rostro, un rostro tranquilo,
allá en la frontera, le espera el exilio.
                                                                                                                     A.R.M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario