jueves, 22 de octubre de 2015

La siega.

   El mes de mayo termina,
con él empieza la siega,
oro amarillo es el trigo,
como fruto de la tierra.
   Con la guadaña en la mano,
colectan las mieses secas.
Sufren un sol de justicia,
que sus espaldas les quema.
   El trigo, una vez cortado,
duerme tranquilo en la eruela,
con el trillo pasa el mulo,
trotando sobre la era.
   Con destreza el labrador,
aventa el trigo con fuerza,
y un vientecillo que sopla,
lleva la paja que vuela.
   De pronto surgen las nubes,
esas nubes agua llevan,
y unas gotas de agua limpia,
al campesino refrescan.
   Jamás cuadro fue pintado,
describió tanta belleza,
cuando con alma se pinta,
la madre naturaleza.
   La vida, qué gran regalo,
la merecemos ¡qué sé yo!,
si la malgastas en vano,
a nadie pidas razón.
                                                                                           A.R.M.

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