lunes, 29 de febrero de 2016

El anciano leñador.

   Resuena el terrible trueno,
la montaña se estremece,
el eco recorre el valle,
que salta, corre enloquece.
   Una pequeña cabaña
allá en el bosque escondida,
entre pinos y castaños,
con ramas fue construida.
   Cae la lluvia con fuerza,
el viento sopla con furia.
Una lucecilla roja,
nos descubre allí la vida.
   Un anciano leñador,
que viejas ropas vestía,
en la lumbre calentaba,
su poca y triste comida.
   Hace carbón con la ramas,
vende la leña cogida,
y una apacible sonrisa,
su viejo rostro ilumina.
   Le pregunto si es feliz,
y me responde, en la vida,
la felicidad se alcanza,
si la vives día a día.
   Descubro en él la lealtad,
la honradez y la justicia,
su clara y limpia mirada,
¡y siento de él envidia!.
   Por qué no somos felices,
en nuestro andar por la vida.
Por qué ella malgastamos,
la arruinamos día a día.
                                                                                                                        A.R.M.

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