lunes, 29 de febrero de 2016

Cieno.

   Cuando una Democracia instalada en un País y este presume de ser democrático, te deja estupefacto el modo en el que intenta disfrazarla, si no de degradarla.
   Asistimos atónitos al tira y afloja, al toma y daca entre los partidos que se disputan los sillones y por tanto el poder. El aluvión de ideas, de propuestas, y de reuniones, de las ansias de unos, de los deseos de otros, de la corrupción de aquellos y del mangoneo de "juzgado de guardia", hacen de nuestra "sui géneris" Democracia, no una corriente de ideas, de intercambios en beneficio del pueblo, sino de un lodazal putrefacto en el que el estancamiento de las aguas democráticas empieza a oler muy mal, y el infecto olor se expande cual pandemia ineludible para el pueblo que, alienado por las ideas del "gurú" correspondiente, no piensa ni siente: sólo asiente.
   En los de arriba, en los de siempre, en los que se dicen pueblo pero que ya no lo son, por su florido verbo, la demagogía es un arma perfecta porque dice lo que sus votantes quieren oír, y no dudan en "jurar en arameo" que sólo ellos son poseedores de la verdad y por tanto sin ellos, el caos. De nuevo el descenso a los infiernos en el que como siempre, pero no lo dicen, sólo se quemarán ellos, las bases que con su buena fe, los auparon al poder.
   Catorce millones de españoles tienen hambre y sed de justicia. Pero como siempre los "poderes fácticos" de este País de Opereta se frotan las manos ante el "pelotazo" el pastel que otra vez se repartirán si el pueblo no le pone remedio.
   Como en toda Democracia que se precie de serlo, los Tres Poderes del Estado en los que este se basa deben ser independientes "Conditio sine qua non" de todo Estado de derecho y por tanto de toda Democracia.
   El 20 de diciembre de 2015, el País votó. Fue un voto pensado y en cierto modo analizado. Su voto, configuró posibles gobiernos sin mayorías absolutas. Gobiernos para hacer un País más justo y equitativo. En resumen una persona, un voto, porque es esencial en todo Sistema Democrático. No es poner patas arriba el Sistema, sino de mejorar las leyes y aspectos democráticos que redunden en beneficio del cotidiano hacer del pueblo al que rigen.
   Señores Parlamentarios y demás políticos elegidos por el pueblo. Dejen de mirarse el ombligo y pónganse a trabajar; para eso les pagamos. El voto exige y el que paga reclama. De lo contrario, el voto que antes les aupó, que les dio el poder, sirva para "botarles" y les condene al infierno de la historia por los siglos de los siglos.

                                                                                                               A.R.M.

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