martes, 15 de marzo de 2016

Una cabaña.

   Era de noche en la fría cabaña,
la lumbrecilla, apenas calentaba.
Por las rendijas el frío con saña,
al pobre pastorcillo maltrataba.
   En la chabola de tablas y ramas,
la puerta rota, rotas las ventanas.
En la cabañuela sólo dos camas,
las mantas rotas, viejas las sábanas.
   Qué penosa vida al pastor aguarda,
el gélido viento que no descansa,
él con su fiel perro, ovejas guarda.
   Los verdes pinos, en el monte nieva,
balan las ovejas, el perro ladra,
y un hálito frío el aire lleva.



                                                                                                            A.R.M.

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