lunes, 25 de mayo de 2015

Bueno:¿y ahora qué?

   Por fin llegó el 24 m. Los Colegios Electorales abrieron a bombo y platillo anunciando una verdadera "Regeneración Democrática", pero en el fondo, no las tenían todos muy claro. Los votantes cumplieron con su derecho y su deber: es decir votar.
   La "papeleta" en sus manos, ha sido como una navaja afilada para hendir y cortar la corrupción, el amiguismo y el despotismo que inundaba el país, que intentaba por la vía rápida acabar con la todavía incipiente Democracia que tanto nos costó edificar.
   El mensaje enviado a los votantes, nunca trató de clarificar sino de confundir y engañar por todos los medios a la ciudadanía, incluidos sus propios militantes a los que bajo ningún concepto se les podía decir la verdad. Si tu partido, presuntamente roba, no es robar; es hacer negocios dentro de la profesión y a los que tienen derecho. Este derecho. no es lícito para los demás en base a la dedicación exclusiva que a ellos se les aplica. Y no digamos del silencio interno, del debate de ideas que el propio partido debe incitar. El pensamiento único y el sentido unidireccional lo anula todo, renuncian al debate interno y siguiendo las ideas del "medicine-man" transforman la derrota, manipulan la verdad y como colofón final, ganan todos.
   Si bien el bipartidismo no se puede decir que haya desaparecido, si es cierto que ha sido tocado en su linea de flotación. Los millones de votos perdidos lo atestiguan y confirman que el país necesita, además de otras cosas, una Reforma Electoral profunda. Le va en ello la Democracia. Forma de conseguirlo: el debate democrático, la ruptura del silencio y como medio final, las urnas.
   Los resultados de estas Elecciones Locales y Autonómicas, han sido un aviso para navegantes, una llamada de atención ante la tormenta que les espera en noviembre, sobre todo para los dos grandes partidos que hasta ahora nos han gobernado. Un debate interno, una autocrítica sana y libre de sus posibles errores, les ayudaría en gran medida para conseguir esa "Regeneración Democrática" de la que en cierto modo alardean. ¡Les va en ello la vida y su existencia!.

                                                                                                             A.R.M.

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