lunes, 4 de mayo de 2015

Tarde de toros en Andalucía.

   El pasado día 22 de marzo, tuve el honor de asistir a una de las "tres corridas de toros" que los "ruedos ibéricos" proponían a los españoles. En ella se dislucía algo más que subir o bajar en el escalafón "político taurino" español.
   La primera se celebraba en el ruedo andaluz. Plaza de solera y en la que es imprescindible triunfar. El cartel hacía honor a tan importante plaza. Este se componía de los seis espadas más punteros del momento, aunque dos de ellos, aún novilleros, completaban, acudían para recibir la alternativa. Los seis acompañados de sus correspondientes cuadrillas, formaban un variopinto cuadro de lo que hoy es el país.
   En cabeza del cartel, una mujer muy torera que aunque no había sido nunca primera espada, si había toreado como sobresaliente con otros dos afamados espadas andaluces ya retirados. La prensa especializada pronosticaba que la corrida no era apta para cardíacos.
   Vestía de luz y oro, como el sol de la tierra. El paseíllo con garbo. marcando la importancia del momento. Brillaba entera la plaza. Las palmas echaban humo. Tronaba la plaza entera. Se adelantó hacia su toro, firmes los pies en la arena. Lances de capa sublimes al comenzar la faena y aunque falló en banderillas fue temeraria la faena. Brindó al público andaluz y con pasos muy toreros se fue lenta hacia la fiera. Toreó bien al natural, dibujó con la derecha, pases hondos y temerarios desplantes que reclamaba su tierra. Mató de media estocada y rodó la fiera muerta. Aplausos sus partidarios, de flores llena la arena y entre los oles y vivas a la plaza dio la vuelta.
   El segundo del cartel, había sido presentado por una vieja y resabiada gloria torera de colmillo retorcido y muchos kilómetros a la espalda. Algo inexperto en estas lides, no fue buena su faena y aunque sus seguidores le jaleaban, no encontró el sitio; su toreo fue de pena. Brindó al público sin convinción, sin creer en su arte. No triunfó como en otros años y entre sus seguidores hubo división de opiniones. Tras un trasteo embarullado intentó matar a la fiera. Pinchó diecisiete veces y le devolvieron el toro al corral. Dice la crónica taurina que algunos de sus partidarios se pasaron a los nuevos matadores que ofrecían nuevas y prometedoras técnicas toreras.
   Otros dos de los espadas que componían el cartel, no convencieron al respetable pùblico ni cumplieron con las expectativas que habían despertado y fueron penalizados por sus seguidores con el silencio y algún pitido que otro.
    Los otros dos nuevos espadas, torearon con aseo al difícil ganado que les tocó en suerte. Convencieron y cumplieron con creces. El público aplaudió a rabiar y tuvieron que saludar desde los medios. Fue un triunfo completo ante tan difícil plaza. La entusiasmada afición seguro que estará atenta a la evolución de los nuevos matadores.
   La próxima cita, será en mayo. Toda la afición espera con impaciencia el resultado de esta, que será de nuevo en los "ruedos ibéricos" y que tendrá seguramente repercusiones en la cita final. Cita que decidirá quién será el primero en el "escalafón nacional".

                                                                                                          A.R.M.


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