viernes, 29 de mayo de 2015

Reflexiones sobre España.

   La historia, ha demostrado con rotundidad y firmeza que tanto en el pasado como en el presente, todos los pueblos y países han tenido problemas constitucionales que han perturbado su vida normal; incluso se han visto envueltos en revueltas y guerras. En España, estos problemas han sido de enormes proporciones y hasta hoy no hemos sido capaces de resolverlos. Creo que la razón es que nuestro país sigue sin resolver el de su "propia esencia".
   Muchos países de nuestro entorno, pueden estar divididos en cuestiones de régimen, de organización social o económica; pero si les preguntamos qué es su país, todos estarán de acuerdo en lo esencial y ninguno pondrá en duda su existencia. Todos se identificarán como una comunidad estabilizada y aceptada por todos en la que la Constitución es su regla. Esta Carta Magna representa los logros y aspiraciones de todo el país.
   No ocurre lo mismo en España. Un catalán, un vasco, un andaluz, un gallego o un navarro, acepta lo español por diversas razones, pero con ciertas reservas que afloran al menor atisbo autonómico o regional. Ni siquiera cuando se habla de la "esencia de España" de lo que es España, el diálogo es posible. Es más, la ortodoxia española considera como extranjeros, como herejes a los que discuten sus pensamientos, sus ideas. En realidad la pregunta que debemos hacernos es muy simple: ¿sabemos, tenemos una idea de lo que es España?. Según Ortega y Gasset, se trata del" angustioso problema" que se plantea cuando se trata de averiguar por qué y para qué viven juntos los españoles cosa que hasta ahora nadie ha tenido la respuesta.
   Creo que a diferencia de otros pueblos, de otros países que entraron por la vía de la razón, del consenso en la Democracia, España no está completamente hecha. Estas Elecciones Autonómicas y Locales me refuerzan en mi criterio, en mi reflexión. Nuestro país ha sido y es una unidad compleja en potencia, pero no realizada del todo y siempre a punto de quebrarse, de fisurarse, de derrumbarse como un castillo de naipes al que le faltan cimientos y en la que todos los intentos de organización conjunta han fracasado. Nuestra cultura política es insuficiente para alcanzar el consenso y el concepto de dignidad política que es base de toda Democracia.
   A los políticos, a los poderes fácticos y sobre todo al pueblo, tienen en sus manos la enorme pero al mismo tiempo hermosa y digna tarea de unir, de hermanar, de hacer posible de una vez por todas esa nación llamada España.

                                                                                                   A.R.M.

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