lunes, 22 de junio de 2015

Fugacidad.

   No reparé en el tiempo,
ni en que avanza la vejez.
Viví de amores sediento
pero amé sólo una vez.
   Como el poeta bohemio,
escribo y no sé por qué.
Cuento la vida que pasa
y en mis versos pregunté.
   Me tiembla el pulso, no puedo
expresar con nitidez,
bailan las letras, se ríen
y corren sobre el papel.
   La pena que me atormenta,
no tiene razón de ser,
y bebo mi trago amargo
que embriaga todo mi ser.
   Cuando escribo me desnudo,
con el vino olvidaré
que el otoño de la vida,
rompa el verso de una vez.
   Como el naufrago a la tabla,
te has agarrado a tus versos,
a tus sueños de poeta,
a tus amargos recuerdos.
   Silba la horrible metralla,
siembra la tierra de muertos,
instrumentos del camino,
de ira, de amor, de fuego.

                                                                                A.R.M.

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