lunes, 26 de enero de 2015

La mujer del río.

    Me la encontré paseando,
yo iba por mi camino,
andando hacia el otro pueblo,
a tres leguas mi destino.
    En las sombras de la noche
yo vi su roto vestido.
Un fondo blanco de nácar,
su cuerpo, todo un hechizo.
    La acompañé por la senda,
por la ribera del río,
receloso de las sombras,
de los juncos del camino.
    Negro azabache su pelo,
sobre sus hombros caído,
roja delicia su boca,
de amor me quedé prendido.
    Sonriendo me miró
y su voz, dulce susurro,
mil cosas me confesó
allí en la senda del río.
    La enlacé por la cintura
y un extraño escalofrío,
recorrió todo mi cuerpo
hasta perder el sentido.
    Bajo la sombra de un árbol
nos unimos junto al río,
y entre caricias eternas,
no desperté del hechizo.
    No le pregunté su nombre
ni a ella le dije el mío,
nos amamos con pasión
en la ribera del río.
    Siempre recordaré el amor
de la muchacha del río,
de sus besos, sus caricias,
de su cuerpo junto al mío.
                                                                                            A.R.M...

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