jueves, 20 de noviembre de 2014

Memoria de espejo.

   Si algún día quedo solo,
sólo tendré tu recuerdo
y te tendré en la memoria,
en mi memoria de espejo.
   No oiré el movimiento tenue
de tu cuerpo aquí en el lecho.
Serán tristes las mañanas,
frías muy frías de invierno.
   Cuando abra la mañana
y oiga el canto del jilguero,
me envolverá la tristeza,
me invadirá el desaliento.
   Quizá tal vez me pregunte
¿dónde estás mi bien, mi cielo?
y un eco responderá
¡estoy aquí, no muy lejos!
   Tal vez volverá a decir
que te amo, que te quiero,
y volveré a verte viva
en mi memoria de espejo.


                                                                            A.R.M.

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