jueves, 20 de noviembre de 2014

Tierras.

    Por estrecho sendero
me eché a caminar,
sin saber donde estaba
el verde olivar.
    La senda polvorienta,
el Sol que quema
y nada me cubre
mi vieja cabeza.
    Verdes arbolillos,
el trigo verde,
y una niña bonita
su lana teje.
    Rojas amapolas
que el viento mece,
y en el inquieto riachuelo
juegan los peces.
    Campos de Jaén,
olivos verdes,
en los brazos de mi niña
mi amor se duerme
    La tarde se apaga,
la Luna aparece
y el jiennense olivar
tranquilo se duerme.
    Tierras andaluzas,
la bota, la espuela.
Os siento en el alma,
¡o habitáis en ella?
                                                                                            A.R.M.
   

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