sábado, 9 de enero de 2016

Alegría y tristeza.

   Aún era yo muy niño,
creía en los Reyes Magos,
en esa Mágica Noche,
con la que todos soñamos.
    Pronto llegó la mañana,
y ¡oh sorpresa¡, al despertarnos,
en el árbol de Nöel,
había muchos regalos.
   Gritos de júbilo daba,
gritos daban mis hermanos.
No sabíamos qué coger,
¡tantos regalos colgados!
   Recuerdo con emoción,
de niño aquellos años,
la infancia que ya se fue,
de esos años dorados.
   Ya lejos de mi niñez,
de camino hacia el ocaso,
tengo guardada en mi mente,
la Noche de Reyes Magos.
   Me siento ahora culpable,
al ver los niños ahogados.
Ya no tendrán esa Noche,
ni ese árbol con regalos.
   Yo pregunto a los Gobiernos
de esa Europa que creamos,
por qué mueren en sus playas,
y su llanto no escuchamos.
   Juguetes de guerra son,
marionetas, destrozados.
Sólo buscan en la vida,
una ayuda, un regalo.
   La muerte selló su aliento,
en una playa cualquiera,
dormidos en el silencio,
de una Europa traicionera.
   Pienso que si están despiertos,
los Magos pasan de largo,
pero esperan en el Cielo,
regalos muchos regalos.
   Allá en el Cielo hay un árbol,
de él colgados regalos,
y el Dios que les dio la vida,
espera junto a los Magos.
   Si todos los niños fueron,
por un mismo Dios creados.
todos tienen el derecho,
de ver a los Reyes Magos.
                                                                                                     A.R.M.

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