lunes, 25 de enero de 2016

Justicia de bandolero.

   Soñé que me perseguían
por el campo "picoletos".
No he cometido delito,
por eso huyo del pueblo.
   Cogí lo que no era mío,
dinero que era de otros.
Dinero que he repartido,
por eso huyo de todos.
   Sierra Morena me esconde,
me guarda cual centinela,
y desde el pico más alto,
la seca llanura otea.
    Dicen que el Corregidor,
precio ha puesto a mi cabeza,
y en la villa los pasquines,
enseñan la recompensa.
   Yo no nací bandolero,
mas me obligó mi conciencia,
al ver como los señores,
atropellan sin clemencia.
   Volveré de nuevo al pueblo,
y a los que imponen dureza,
ni armados cien "picoletos",
serán suficiente fuerza.
   Un negro caballo tengo,
veloz como una saeta,
la navaja y un trabuco,
y la justicia, mi fuerza.
   Siete compañeros tengo,
siete navajas enhiestas,
bandidos son justicieros,
de las gentes de estas tierras.
   Me encomiendo en la mañana,
a la Virgen de la Sierra,
y al repartir el dinero,
a Ella pido clemencia.
   Cuando me llegue la muerte,
en emboscada en la peñas,
yo la miraré de frente,
y me iré feliz con ella.
                                                                                                                    A.R.M.

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