sábado, 2 de enero de 2016

Providencia y Sociedad.

   Siempre es difícil analizar, sobrevolar el momento crítico en el que nos encontramos, en el que las ideologías y las creencias tienen un papel preponderante en la sociedad. No se trata de encontrar una solución superficial y que la Providencia nos ampare, como nos ocurre en muchas ocasiones, sino de ajustar, de consensuar una posición política, económica y social que nos lleve a la raíz del problema. En caso contrario, aquello que nos costó un enorme trabajo levantar, es decir, sangre sudor y lágrimas, a mi humilde entender, vamos derechos al suicidio.
   Sin embargo, nuestra sociedad ha llegado a considerar un cierto número de reglas, de conceptos que hacen que su estructura social tenga la dinámica, la fuerza suficiente para hacerse escuchar y entender. Hemos votado y nuestra sociedad, nuestra democracia aún inmadura, espera la reacción,los acuerdos entre los partidos políticos que forman el arco parlamentario para llevar a buen puerto el "Navío España". Como antes dije hemos votado, pero somos incapaces de "botar" a los políticos que lejos de poner de manifiesto y ahondar en aquello que les une, la Nación, de consensuar propuestas y de dialogar, prefieren mirarse el ombligo, pero no se dan cuenta de que ese pliegue que representa su egocentrismo, ¡oh sorpresa!, es redondo como todos los demás.
   Echarse en manos de la Providencia para resolver cuestiones económicas y sociales, no es aconsejable aunque algunos tengan su particular Ángel de la Guarda al que llaman Marcelo. Yo soy creyente, no beato, pero jamás se me ocurriría anunciar que hablo con él. Eso es extríctamente  personal e íntimo. Pero todos sabemos que a causa de mirarse tanto el ombligo .....
    Creo que existe la Providencia y que esta se manifiesta de forma intermitente aunque claro, no podamos verla. Si la viéramos, todo sería simple y sencillo. Dejar que ella actúe y relajarnos esperando que nos resuelva situaciones que nos vienen grandes y que en nuestro cotidiano "dolce far niente" nos encomendamos a Ella. "Levántate y anda" dice la Providencia, pero si no te pones en marcha, si no crees en ti, Yo no te podré ayudar.
   Esta forma de hacer, de actuar, conlleva en si una definición que más concierne a la religión que a la sociedad de un Estado laico. La Providencia sería la creencia en la existencia de una realidad transcendental y determinante; algo sobrenatural que rige el destino del Universo. Sin embargo, la sociedad, el hombre, la confunde con la suerte, la casualidad. al no creer en Ella. Pero el mito y los ritos de que algo nos acompaña, es consustancial a toda sociedad.
   En mi modesta opinión, la fe y la conducta tanto ética como moral, son inseparables y por tanto asociadas a la religión, fundamentales en la sociedad, en la convivencia, que hacen del individuo un ser libre pero que necesita creer en algo. Esto le permite la creencia en la suerte, en el destino ansiado y en resumen en la Providencia. Tú eres el actor, el intérprete de tu futuro, de tu destino, pero para  conseguirlo, para alcanzarlo es imprescindible que creas en ti, en él.
   Comer y procrear, era algo a lo que las sociedades primitivas encaminaban sus acciones para sobrevivir. Para la mentalidad primitiva, el mal era sobre todo el hambre y no tener hijos, de ahí que buscando su bien, el de la familia y el de la tribu, buscara en su instinto la alianza con las fuerzas según él sobrenaturales y buscar, organizar su vida en consecuencia con ellas. Y esa creencia la sociedad actual pude interpretarla de muchas y variadas formas. Yo la llamo Providencia. Somos un pequeño grano de arena en el espacio infinito. Y es contemplando su luminosidad, su inmensidad, donde se expresa la grandiosidad de la Divina Providencia.
   Viajamos del pasado al presente, a la sociedad actual que reclama de aquellos que la dirigen, un esfuerzo para asegurar el gobierno de la Nación sin tener en cuenta las exigencias y los protagonismos individuales. ¡Levantaos y andad!, es una promesa, un mandato y un futuro.

                                                                                                    A.R.M.

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