viernes, 15 de enero de 2016

Los cuatro palos de la baraja.

   Después de ver en el Parlamento la elección de la Mesa y el comportamiento de su "Señorías", puse a trabajar el intelecto para buscar, en lo posible, similitudes, parecidos, cosas que pudieran compararse con mi País.
   Me echaba .humo la cabeza de tanto cavilar, cuando de repente, se me encendió la lucecita que me indicaba que había encontrado la solución, el parecido buscado:¡ mi País era lo más parecido a una baraja de cartas!. Y aunque no esté bien decirlo, creo que no me había equivocado. Los jugadores, inquietos, miraban las bocamangas de las camisas de los demás por si se distraía alguna carta especialmente los ases. Los envites se sucedían ante el nerviosismo de todos. En el Parlamento pintaban copas, y como es natural, con los vapores del alcohol, a los jugadores se les subió la adrenalina y en vez de mirar las cartas que les habían tocado, se miraban la entrepierna quizás por aquello de "yo de puro macho". El problema es que no era una cuestión de entrepierna sino de masa gris; de entender el juego y jugar sus cartas sabiendo de antemano que no siempre es posible ganar la mano y que el consenso y el respeto son necesarios en toda partida.
   Hubo un lance en el juego en el que los jugadores se pusieron de acuerdo y la "mano" salió casi perfecta aunque uno de los jugadores, por no implicarse en el juego, no salió contento. Pero en el "Tute", es necesario jugar y además hacerlo bien con las cartas que te tocan. Terminó la partida con los gritos de algunos de los partidarios de los jugadores que aseguraban que la "partida democrática" había empezado con ellos y no en el setenta y ocho.
   El juego de bastos (palos), ya lo habíamos jugado y los de siempre. la clase pobre y la clase media, recibieron más de lo que podía aguantar su ya menguado peculio. Sin embargo. el que repartía cartas, acallaba las protestas de los demás con el imperativo grito de ¡calla y roba!. Esperemos que en la próxima partida y en los juegos, pinten espadas (justicia)y esta obligue a devolver lo antes robado a la mesa y por tanto al País. El de Oros (dinero, riqueza) tenemos la esperanza de que sea beneficioso para todos especialmente para los que menos tienen y equitativamente reparta la riqueza que resulte de la partida. Todo dependerá de los jugadores y como es natural, en el juego de cartas el que no sabe jugar con las cartas que tiene, irremisiblemente pierde. Veremos las próximas partidas. Esperemos que los jugadores estén a la altura del juego y de lo que se juegan.
   Si en el siglo XVII D. Pedro Calderón de la Barca hubiese vislumbrado el Parlamento Español del siglo XXI, seguro que no hubiera escrito el Auto Sacramental "El Gran Teatro del Mundo" sino la Ópera Cómica "El Gran Circo del Parlamento" y seguro que entre las diferentes actuaciones se hubiera quedado con la de los "payasos".
   De lo que no estoy muy seguro, quizá porque me estoy haciendo viejo, es si la Lotería del Niño fue el día seis de enero, ya que visto lo visto en el Parlamento.... .

                                                                                                            A.R.M.
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