lunes, 1 de diciembre de 2014

Caminando.

   Pasó como un torbellino
la juventud, la belleza,
se marchó por el sendero
de la vida, que es de tierra.
   Marcados por las arrugas
como surcos en la tierra,
avanzamos paso a paso
hacia la muerte que espera.
   No sabemos dónde está
pero sabemos que acecha,
envuelta en su negro manto,
con su sonrisa siniestra.
   Yo no le temo a la muerte
de hecho, nací con ella,
con ella viví momentos
de llanto, dolor y pena.
   Cuando me llegue el momento
y me tropiece con ella,
como dos viejos amigos,
yo dejaré en paz la Tierra.

                                                                                                A.R.M.

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