jueves, 25 de diciembre de 2014

Duro invierno.

   Rápida cae la tarde
sobre la yerma llanura.
Sufre la tierra del llano
que ansiosa espera la lluvia.
   El frío, señor del invierno
azota con saña, con furia,
la recorre un viento helado
que aúlla como jauría.
   Una cabaña de ramas
tiene el bosque en su espesura,
cubierta de blanca nieve
y la chimenea oscura.
  Un fueguecillo calienta
al viejo y pobre ovejero,
y un catre desvencijado,
tiene de cama el rehalero.
   En el redil veinte ovejas,
a las que cuidan dos perros,
que ciegamente obedecen
al solitario cabrero.
   La sierra y el bosque esperan
a que se vaya el invierno,
y que la helada llanura
luzca su vestido nuevo.

                                                                                         A.R.M.

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