miércoles, 11 de febrero de 2015

A Bécquer.

    Sonó la campana
rompiendo el silencio,
caía la tarde,
pequeño era el pueblo.
    La gente extrañada
escuchó el ronco eco,
¿por qué la campana
toca el campanero?
    Allá en una casa
pequeña del pueblo,
la gente lloraba
sobre un triste lecho.
    Terrible noticia
un muerto en el pueblo,
la triste campana
atraviesa el viento.
    Acude la gente,
la casa del muerto,
toca la campana
con ecos de entierro.
    El cura, la iglesia,
todo estaba presto,
coronas de flores
ya llega el sepelio.
    Llevan los amigos
el féretro negro,
vestidos de luto,
los rostros muy serios.
    Después de la misa
en nombre del muerto,
dando condolencias
pasa todo el pueblo.
    Un hueco en la tierra,
en el cementerio,
espera la caja
que contiene al muerto.
    Llora la familia,
termina el sepelio
y en el Campo Santo,
solo quedó el muerto.
    Volvió la familia,
vistieron de negro,
de luto la casa,
de triste silencio.
    Yo sé que la vida
es sólo recuerdo,
vuelves a la tierra
cuando te hayas muerto.
                                                                                                   A.R.M.

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