miércoles, 18 de febrero de 2015

Renacer.

   Llevaba roto el abrigo
y muy rotos los zapatos,
sucia la vieja camisa
y los andares cansados.
   La lluvia martilleaba
con sus gotas los tejados,
un fuerte viento soplaba,
en las calles frío, helados.
   Cuando pase la tormenta
y se seque el sotechado,
el sol volverá de nuevo
y el cielo tan azulado.
   Volverá la vida activa
y la gente a su trabajo,
los árboles floreciendo
y los pájaros cantando.
   La vida, dulce tesoro,
aunque nacemos llorando,
ella nos brinda un futuro
pero debemos ganarlo.
   Aunque no es nuevo el abrigo,
ya no viste con harapos,
limpia la vieja camisa
y ya no marcha cansado.
   Volvió de nuevo a la vida,
a sus quehaceres de antaño,
miró de frente al futuro
sin complejos que hacen daño.
                                                                                          A.R.M.

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