viernes, 27 de febrero de 2015

Los iluminados.

   Este pequeño artículo-crítica que os propongo para debatir, puede o no puede gustar, pero es real. La verdad no duele pero escuece. Mis treinta y tres años al servicio de la educación en el extranjero y la contemplación, las vivencias y el análisis tanto de la sociedad francesa como de la alemana me obligan a expresarme así. García Mauriño nos propone debatir con serenidad los valores éticos y morales de la sociedad actual y, que creo que nos han llevado, por el afán de riqueza de unos, la tolerancia de los gobiernos y el sometimiento de estos a la "Ley de los Mercados Financieros", junto con el vivir en la mayoría de los casos por encima de nuestras posibilidades y la envidia destructiva en tanto que deporte nacional, nos han sumido en una crisis en la que los "buitres de las finanzas" que son los responsables en primer grado, como siempre volverán a salir; irse de rositas y con los bolsillos aún más llenos. Wall Stret repartirá este año entre sus ejecutivos unos ciento cuarenta mil millones de dòlares.
   Vaya por delante que amo a mi país, a mi región, a mi provincia y a mi pueblo. El pueblo español, nació, creció y se hizo en un cruce de caminos. Esta cultura de aluvión hizo de él un pueblo tolerante y solidario. Un pueblo que en los albores del tercer milenio no pude renunciar a sus señas de identidad. Además de tener la memoria del pasado en el presente para labrar el futuro. Y, sin embargo.... .
   En un artículo que escribí para una revista social ¡pobre de mi!, me atreví a poner en tela de juicio el tan cacareado, bendecido y televisivo "estado del bienestar".
   En una de las pequeñas tertulias en la que se me criticaba tamaña desfachetez, a uno de los contertulios, fiel devoto, practicante, católico de sacristia y defensor a ultranaza de su" Statu Quo".
De pronto se le iluminó la faz y me dijo:-siempre hubo ricos y pobres-.
   Tal afirmación y además dicha con cierto énfasis, me trajo a la memoria aquello que creía que sólo
pertenecía al "Antiguo Régimen" y que nuestra sociedad ya adulta y después de innumerables sacrificios, había desterrado para siempre. No obstante, el fantasma del pasado se hizo presente en boca de mi amigo para recordarme que según ciertos estamentos sociales, el antagonismo existente en el mundo y en la sociedad: luces y sombras, justicia e injusticia, abundancia y precaridad, explotadores y explotados, corrupción e integridad, poderosos y débiles, ricos y pobres, no existía por el afán de riqueza de unos, la envidia destructiva de otros o el ansia de poder de aquellos, sino por un orden establecido y que mi interlocutor entendía como "Designio Divino" y que por tanto la disparidad establecida por Dios, no podían deshacerla los hombres.
   Desde el punto de vista de su estamento social e ideológico, semejante disparate era una posición acorde con sus principios. Pero si invirtiéramos los términos u oposición y mi platicador se encontrara dentro de la clase pobre:¿pensaría lo mismo?. Sólo me queda añadir que todos debemos recordar las palabras de cierto pasaje evangélico:"Bienaventurados los pobres........ .
   El problema es de fácil solución para los creyentes que en el "Mas Allá" esperan una vida en la
Gloria del Dios Padre. Pero para los no creyentes, el futuro es la pobreza de la que no pueden escapar
 y a la que este mundo, no saben por qué, les condena.

                                                                                                  A.R.M.                                    

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