martes, 17 de febrero de 2015

Utopía o realidad.

   Hay días, en los que el cuerpo, la mente, te pide algo y no sabes qué. Estás intranquilo y no sabes por qué. Hoy me encuentro en ese estado en el que me siento flotar. Vuela mi mente en elucubraciones que no acierto a dominar y por tanto a exprimir. Una idea enlaza lo que pienso y lo que debo hacer. Trataré, mejor o peor de escribir, dar a conocer lo que siento. Me martillea el cerebro una palabra: "mejorar". Pero mejorar qué y cómo. Tras cuestionarme mis reflexiones, estimo lógico proclamar mi fe o creencia en lo que a continuación escribo.
   Creo que es imprescindible intentar y llevar a cabo la formación de una sociedad, al mismo tiempo liberal e igualitaria. No enfoco mi pensamiento en unas nuevas reglas de convivencia o Carta Magna, sino en un nuevo tipo de relación humana y de conducta social.
   Esta sociedad, aunque al lector le parezca utópica, no no es en realidad si se basa en una multiplicidad de diálogo libre, sin diferencias sociales de ninguna clase. Este diálogo se basaría en una simple pero al mismo tiempo creencia social importantísima para una convivencia democrática real. Que todos los ciudadanos sin excepción reciban la misma consideración, atenta y seria. La sociedad con que sueño, es una donde el simple ciudadano posea un derecho plenamente reconocido para objetar decisiones y propuestas autoritarias. En definitiva, una sociedad en la que los autores de una decisión o idea perentoria, estén y se sientan obligados a prestar atento oído a las objeciones del pueblo.
   Bien es cierto, que esta sociedad exigiría un cierto sacrificio. Pero a mi humilde entender, estamos tardando demasiado tiempo en llevarla a cabo.
   Los problemas sociales, económicos y culturales por los que atravesamos, son una terrible muestra de una sociedad desigual y sin esperanza. De una sociedad a la que no se le escucha, a la que no se le tienen en cuenta sus justas reclamaciones y reivindicaciones.
   El estado o nivel de una sociedad puede medirse o calibrarse según las opciones abiertas a sus ciudadanos. De ahí , la necesidad imperiosa de adoptar políticas efectivas socio económicas, culturales y educacionales que redunden en beneficio de la sociedad, de la convivencia democrática.
Pero por el momento y ante el empecinamiento de los poderes políticos,¡¡¡no es el caso!!!.

                                                                                                         A.R.M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario